julio 08, 2012

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¿Cuál es el sentido de todo esto? La ventana está abierta y uno quiere cerrarla pero ¿cómo se respira entonces? Y el bochorno, la falta de oxígeno, la pared sudorosa, el calor sofocante, el mareo. Por eso no dan ganas de cerrar la ventana, si acaso la entrecierra uno, pero no tiene nada de cerrado, si no está cerrado está abierto, no hay puntos medios. Cierro la ventana y la vuelvo a abrir.

Es una ventana, no es una puerta, si fuera una puerta se podría entrar o salir, cambiar algo, volver, invitar a alguien a salir, o a esperar en la puerta, o a entrar, a entrar para quedarse un rato. Pero de una ventana no se puede decir lo mismo, uno sólo puede conformarse con mirar lo que pasa afuera (o adentro) y esperar que sucedan ya las cosas, o asomarse para respirar un poco de aire fresco y vivir un tanto más, en espera de poder controlar las puertas, en espera de poder abrir y salir (o entrar). Pero no puedes hacer eso por una ventana, las ventanas no son para eso, si no serían puertas.

Cierro la ventana y la vuelvo a abrir, es bueno que entre el aire, que entre y que salga, que algo corra por aquí y no sea yo, el aire es necesario para pensar ¿pensar en qué? Ya a veces creo que no me creo lo que digo, y pues lo que pienso es sólo algo que no digo lo suficientemente fuerte. Necesito que alguien (de preferencia yo) me diga que crea en lo que digo y viceversa. Pero ¿para qué? Casi nunca hablo con la boca llena, pero cuando pienso estoy a punto de reventar, estoy lleno de cosas, de personas, de momentos, de algún día en algún sillón, o junto a alguna ventana (abierta, creo) a la orilla de alguna cama de alguna casa ajena, mientras el amanecer ilumina mi rostro como ilumina el de millones de personas que son la misma para mí, porque no las conozco o porque conozco sólo a algunas personas.

El calor me está sofocando, por algo no me gusta y abro las ventanas. Me gusta el frío, pero aquí no hay frío, bueno, al menos no afuera, adentro, adentro sí, adentro a veces, pero no sé, adentro nunca sé. Este calor es horrible, quisiera contar hasta diez pero no llego ni al nueve porque me falta el ocho, que es mi número favorito (¿o era el tres?), no sé qué le pasó al ocho, de pronto ya no está, y no puedo llegar al diez si falta el ocho, quizá alguien lo volteó y se volvió infinito, y por lo tanto, intangible. Ni quería llegar al diez, mejor me conformo con que la ventana esté abierta, o cuento del uno al siete.

No sé por qué el temor mío a cerrar las ventanas, las ventanas se hicieron para cerrarse, igual que las puertas, si no simplemente se hubiera dejado el hueco y ya, pero qué digo, a veces dejar el hueco es un símbolo, la señal de que hay algo que debería estar ahí: una ventana, un lunar en una piel clara, una sonrisa, unos ojos, ventanas después de todo. Tal vez si hubiera una tormenta afuera, cerraría la ventana, digo tal vez, porque es lo más seguro pero uno nunca sabe, las cosas pueden parecer pero al final no, ¿y qué pasa si la tormenta es adentro y no afuera? Entonces la ventana tal vez debe cerrarse, ¿debe cerrarse? ¿O tal vez dejar que la tormenta salga?

Ya casi es hora de bajar, es normal, por algo se sube. Siempre que se sube se tiene que bajar de alguna forma, eso todos lo sabemos pero tratamos de hacer como si al subir nunca hubiera bajada, como si fuésemos a quedarnos arriba siempre, arriba de las cosas, sin pisar de nuevo la calle, en movimiento siempre, como si flotásemos pero al mismo tiempo no. Es necesario bajar, usar la puerta, esperar que la calle y lo cotidiano traigan lo que se quiere o lo que se debe. Pero creo que he dejado la ventana abierta, así tal vez entre un poco más de aire en este autobús transformado en pobres metáforas.

4 comentarios:

  1. Me gustó mucho. Me recordaste a la elocuencia de Woody Allen. Te sigo en Tumblr como Penas con Pan. Y en twitter como @alexpastorr desde hace ya mucho tiempo.. cuando rubbb tenía como 2000 seguidores.. cuando gusoescribre tuiteaba más en la cuenta de oxímoron, cuando unpanque tuiteaba mucho más que ahora, cuando callo de hacha no era tan muchos fologüers e incluso llegó a seguirme (nunca entendí el porqué), etc etc.. El punto es que yo he dejado la ventana de tuiter abierta durante mucho tiempo y me ha encantado lo que he descubierto, tu forma de escribir y la de los demás es genial. Te deseo lo mejor y espero que estés bien. Saludos.

    Atte: Un seguidor.

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    1. Muchas gracias, Jorge, es un gusto para mí que te tomes la molestia de escribir algo. Gracias por leerme este tiempo y pues te puedo decir que también en tuíter he encontrado mucha gente interesante y con formas de escribir geniales. Y pues ya sabes, aquí estamos, amigo. Saludos.

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  2. ¿En dónde vives que hace tanto calor?

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